Desde que hubo coche en casa viajábamos mucho, lo hacíamos toda la familia mis dos hermanos, mis padres y yo, el más pequeño. A mi padre le gustaban los bichos, buscar fósiles, minerales y además siempre iba con una cámara de fotos colgada al cuello a veces incluso más de una, tres y puede que un tomavistas. La Rolleiflex o la Contax no me las dejaba pero a veces podía disparar alguna foto con la Retina. También tuve la suerte de que él revelaba sus fotos en casa, blanco y negro por supuesto. Teníamos un laboratorio y también compraba la revista Arte Fotográfico que yo ojeaba sin cesar. Eran los años 70/80 y junto con las pocas lecciones de mi padre que se limitaba a decirme “esta foto no dice nada”, esa fue mi escuela. Nací en Salamanca un 12 de septiembre de 1967.
Hago fotos porque me gusta, igual que subo montañas o viajo con mi bicicleta, todo ello tiene un importante componente emocional para mi. Aunque en las montañas hice miles de diapositivas en color, el blanco y negro siempre fue un lenguaje que me fascinó y en el que me encuentro muy a gusto convirtiéndose en un reto cuando fotografío, independientemente del motivo. Algunos concursos premiados, exposiciones colectivas e individuales, colaboraciones en proyectos, muchas proyecciones de diapositivas en diferentes espacios, todo siempre desde la vertiente amateur.
Obra > El confesionario
Realizada con una pequeña cámara digital Fujifilm X20 en el Obradoiro de Santiago de Compostela a mi llegada tras unos días en bicicleta desde Salamanca, pronto hará nueve años. No es importante, podría se cualquier sitio pero si lo es que llevé esta maquinita que no hace nada de ruido.
Contacto
aviciosodo@gmail.com
Alberto Vicioso Domínguez
@aviciosodo
@abiciosodo
Fundación Asprodes